Hungría cedió en su veto y permitió renovar las sanciones de la UE contra Rusia. El acuerdo llegó tras semanas de tensión, cuando Orbán vinculó sanciones con preocupaciones energéticas. Ucrania mostró disposición a resolver el tránsito de gas.
Hungría finalmente cedió en su veto y el lunes permitió la renovación de las sanciones de la Unión Europea contra Rusia por otros seis meses. Este paso puso fin a un breve pero intenso juego político que había mantenido en vilo a Bruselas en los últimos días. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, había amenazado con bloquear la renovación de las sanciones, vinculándolas a preocupaciones energéticas de su país. Finalmente, se logró un acuerdo durante una reunión de ministros de Asuntos Exteriores, donde se presentó una declaración sobre la "integridad de la infraestructura energética". Este compromiso permitió la renovación de las sanciones, que tienen como objetivo limitar los ingresos de Moscú para financiar la guerra contra Ucrania.
Las sanciones, que incluyen prohibiciones amplias sobre petróleo, carbón, tecnología, finanzas, bienes de lujo y transporte, así como la congelación de 210 mil millones de euros en activos del Banco Central de Rusia, estaban programadas para expirar el 31 de enero. Su renovación requería la unanimidad de todos los estados miembros de la UE, lo que generó tensión en los últimos días. Orbán había criticado la renovación periódica de las sanciones cada seis meses y las vinculó con el cese del tránsito de gas ruso a través de Ucrania.
En una entrevista radial el viernes, Orbán declaró que si Ucrania quiere el apoyo de la UE, debería reabrir las rutas de tránsito de gas. "Lo que está cerrado ahora debe reabrirse. Esto no es solo un problema para Ucrania, sino para toda Europa, especialmente para Europa Central", dijo el primer ministro húngaro. Sus declaraciones provocaron indignación entre los diplomáticos en Bruselas, quienes criticaron el enfoque "transaccional" de Hungría.
A pesar de la resistencia inicial, se logró un compromiso. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, mostró disposición a permitir el tránsito de gas azerbaiyano a través de su país, lo que abrió el camino para un acuerdo. "Existe gas, existen rutas de suministro desde Azerbaiyán. La clave es tener la voluntad política de trabajar para su gente, no con Moscú por algún beneficio oscuro, como lo hacen algunas figuras en Europa del Este", dijo Zelenskyy durante una conferencia de prensa con la presidenta moldava, Maia Sandu.
Hungría y Eslovaquia, como países sin litoral, han presionado fuertemente para continuar el tránsito de gas a través de Ucrania, ya sea ruso o azerbaiyano. Ambos países advirtieron que un cambio abrupto en el suministro de energía podría tener un impacto devastador en sus economías. Sin embargo, la Comisión Europea insiste en que el impacto será limitado, ya que la UE está preparada para alejarse de los combustibles rusos.
En la declaración presentada a los ministros de Asuntos Exteriores, se afirma que la "integridad de la infraestructura energética" es una "cuestión de seguridad de la UE" que otros países deben "respetar". El texto también habla de consultas con Kiev sobre los flujos de gas y petróleo, pero no menciona explícitamente a Rusia ni a Azerbaiyán. "La Comisión está dispuesta a continuar las discusiones con Ucrania sobre el suministro a Europa a través del sistema de gasoductos de Ucrania, de acuerdo con las obligaciones internacionales de Ucrania. En este contexto, la Comisión está dispuesta a involucrar a Hungría (y Eslovaquia) en el proceso", dice la declaración.
El ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, acogió con satisfacción la intención de la Comisión de continuar las conversaciones con Ucrania. "Hungría ha recibido las garantías que solicitó en relación con la seguridad energética de nuestro país", dijo Szijjártó.
Mientras esta crisis con Budapest ha sido resuelta, Bruselas ya está preparando un decimosexto paquete de sanciones contra Rusia, que espera aprobar antes del tercer aniversario de la guerra a fines de febrero. En este caso, también se requerirá unanimidad, lo que podría generar nueva tensión. Hungría ha utilizado su veto en varias ocasiones para bloquear decisiones de la UE, por lo que no se descarta que una situación similar pueda repetirse.
Este desarrollo muestra cuán complejas y sensibles son las relaciones entre los estados miembros de la UE en el contexto de la guerra en Ucrania. Mientras la mayoría de los países apoya una postura dura contra Rusia, algunos, como Hungría, enfatizan la necesidad de proteger sus intereses nacionales, especialmente en el ámbito energético. Este equilibrio entre solidaridad y prioridades propias seguirá siendo un desafío clave para la política europea.